jueves, 12 de diciembre de 2013

Aquella canción de metallica. 2

Lo que echo de menos es el ruido. El ruido y el olor. El sonido infernal de las bolas cayendo en el hueco de la portería, de los tacos de billar golpeando las bolas, las músicas de las máquinas anunciando la inserción de nuevas monedas. El olor rancio de aquellos locales sin ventilación, de los primeros cigarros furtivos... Los salones recreativos nunca debieron desaparecer. Forjaron nuestro carácter a base de peligro constante; muchas veces teníamos que echarle mucho valor; el ambiente no era precisamente amable, pero sabíamos que al entrar, una parte de nuestro ser evolucionaba al nivel de aquellos kinkis auténticos que vivían prácticamente allí. Aquellos hombres que nosotros mirábamos de reojo que, seguramente, no pasaban de los 25, pero que para nosotros eran ya viejos. En cualquier caso, es una época que ya no volverá, igualito que mi inocencia. Game over. 

No hay comentarios: