lunes, 11 de noviembre de 2013

La inevitable soledad de un hombre armado. Capítulo 22

Queda menos de una semana. Aún no he encontrado la forma o no he tenido el valor de contarle nada a Carla. Por culpa de eso he estado distante estos días y hemos tenido frecuentes desencuentros, los primeros de nuestra relación. Esta noche me armaré de valor. He encargado comida y una botella de vino bueno. La confesión que tengo que hacer es casi como una declaración en toda regla. Si me cree, si lo acepta, significa mucho más que un anillo caro y una boda por todo lo alto. El compromiso será para siempre. Si por el contrario duda o simplemente me toma por loco, se habrá acabado todo. No hay término medio. Mi cabeza sigue dándome sustos. Ella lo sabe. No es migraña, no es un tumor, yo lo se. Ahora si creo que todo acabará el día del "encuentro". Y quiero estar seguro de estar luchando por algo, por alguien en este caso. Si no es así, llevarme fuera de este planeta, dimensión o lo que sea. 

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