martes, 29 de octubre de 2013

La inevitable soledad de un hombre armado. Capítulo 15

Los días pasan y ya no los cuento. Ya no me tengo que preocupar de si va a ser la última noche. Ahora es mía. Y yo soy suyo. Ya no pienso en el "encuentro", ahora quiero otro futuro. Ya no me quiero ir, ni quiero que vengan. Cada mañana rezo para que no me llamen, para que no me envíen ningún mensaje. Sólo quiero estar con ella. Evidentemente aún no le he dicho nada de mi antiguo plan. Si todo sigue así no lo haré nunca. Ahora que estoy recuperando la cabeza no quiero que piense que soy un lunático. No me malinterpreteis, yo sigo creyendo; por eso mismo no quiero saber nada, porque ya no quiero ser el elegido. No puedo pensar en separarme de ella ni un solo día. Igual existe la opción de que me acompañe, pero lo dudo, y no se de que serán capaces si saben que se lo he contado todo. Me cago en los putos giros de mi estúpido destino. Ahora duerme. Su pelo brilla aún con un tímido rayo de sol que entra por la ventana. Su piel es suave, sus besos tiernos y húmedos. Como voy a separarme. Como voy a dejar este mundo. Este mundo es mío y tendrán que quitármelo a la fuerza. 

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