jueves, 10 de octubre de 2013

La inevitable soledad de un hombre armado. Capítulo 4

He salido a comprar algo para cenar y me he dado cuente que ya no puedo evitar sentir una especie de rechazo hacia el resto de humanos. No son más que borregos que repiten una y otra vez las mismas acciones. Siempre ordenados, en línea, cabizbajos, asumiendo su rol de ganado. 
Puedo oler los transgénicos de la comida y ver las diminutas gotas de veneno que aún quedan en la fruta. 
Es evidente que me estoy volviendo loco. Tengo hambre y no he podido comprar nada. El ayuno me ayudara a concentrarme. Pero va a ser duro. Tiene que serlo. 

No hay comentarios: