Dos
toques en el móvil. Es la señal. Salto del sofá y recorro el
pasillo en segundos, deshaciéndome del batín. Puerta, ascensores
averiados, ¡mierda! Desciendo la escalera haciendo Parkour. La
puerta del 1º A está abierta. Me cuelo: la vecina me aplaude. Sabe
a donde voy. Salto desde su terraza. Caigo en las basuras. Aparece el
Lambo negro tal como habíamos quedado. Entro apresurado. Speed
Racing hasta el aeropuerto. Entramos en la pista a gran velocidad.
Nos persiguen 5 coches de policía y dos motos. El jet ya está en
pista. Aceleramos hasta los 250 hm/h. Puerta del avión abierta.
Salto desde el techo del Lambo y me aferro a la puerta, casi caigo.
Me ayudan a subir a bordo mientras levantamos vuelo. Máxima altitud
y velocidad. Viento de cola. Ganamos tiempo y aterrizamos en Barajas
5 minutos antes de lo previsto. Corro hacia el helicóptero negro que
ya está en marcha esperándome. Nos elevamos hasta unos 300 mts de
altitud y tomamos velocidad en dirección al Ministerio. Aterrizamos
en la azotea. Tras la puerta metálica, el segurata que la mantiene
abierta me sonríe. Desciendo tres plantas entre aplausos y vítores
de los funcionarios del Ministerio. Me planto a 10 metros de la
puerta del despacho. Es el momento. Corro hacia ella, la derribo de
una patada y ahí está él. El Ministro de Economía. Sostiene entre
sus manos el bocata de CHORIZO de las 12 al que apenas ha tenido
tiempo de quitarle el papel de plata. Se disponía a darle el primer
bocado pero se queda helado al verme. Sabe perfectamente a lo que
vengo. Reacciona arrancándose la servilleta y grita. Yo grito
también y empiezo a correr hacia él. 3 mts, 2 mts, 1 mt... Zas!
La
ostia retumba a varias manzanas. Todo según el horario previsto.
Misión cumplida.
El
resto ya lo sabéis: Vítores, aplausos, premios, etc...
Mr.X.
O el sueño de un parado.
En
Barcelona, A 10 minutos de que suene el móvil.
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