lunes, 14 de octubre de 2013

La inevitable soledad de un hombre armado. Capítulo 6

Duele. El sol duele. Mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad y ahora duele. Aprovecho mi momento de valor para ventilar la casa. Esta todo sucio y huele mal. Ahora temo que mi obsesión sea la limpieza. Llevo toda la mañana rascando y limpiado como un poseso. Pero no es más que otra excusa para no salir a la calle. Por suerte para mi salud mental no tengo más remedio; o salgo o moriré de hambre. Ahora estoy frente a la lavadora, hipnotizado por el ruido del centrifugado. La mente en blanco por primera vez desde hace mucho tiempo. Quizá debería convertirlo en mi mantra. Ahora sólo queda la secadora. Ya estoy listo para salir. Bueno, casi...

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