Cielo azul cielo. Miel dorada al atardecer. Atmósfera
prístina y natural tras 200 años de gas. El mundo al revés frente al espejo de
los tiempos.
Cuando hay que resumir una época, mejor hacerlo en breves líneas si no fue buena, para acelerar el tránsito hacia una nueva
era.
Los aciagos últimos 20 años de la humanidad serán el final o
el principio. Ya nada será lo mismo. Seremos mejores o peores. Respiraremos
oxígeno o nitrógeno, pero caminaremos al fin hacia el destino de una época
distinta, desenlace de ésta y premisa de algo nuevo, no siempre malo. No
siempre bueno.
Y lloraremos.
Y reiremos.
Mataremos y moriremos, como siempre.
Sea como fuere lo que ha de venir, desde esta pausa me
permito escribirte, seas quien seas. Si estás por nacer, o si te acuerdas de lo
que vivimos cuando te escribí. Si eres yo, o si eres otro. Incluso si siendo yo,
eres otro. Espero bien que seas otro y que al mirar atrás veas que el resto ha
valido la pena, sean los próximos 20 años, o los últimos 10 antes de leer esto
por última vez, mientras deslumbrado por el dorado ocaso, aguardas la incierta
visión de un nuevo cielo azul al partir.
En esta pausa de la vida, desde esta pausa de la vida,
espero, tengo la esperanza de que lo nuevo, mejor o peor, sea diferente a la exasperante
agonía de este exhausto mundo que lleva languideciendo largamente por 20 años o
más; diferente sea tarde o no, sea mejor o peor, pero que permita al contemporáneo
superviviente al fin caminar hacia una existencia plena y hacia el destino que le
aguarda, ese que en los últimos años se nos ha retenido y algo hurtado para
nuestro mal, o quizás ahorrado y demorado paternalmente por nuestro bien.
Tiempo moribundo en fin. Espera interminable. Tiempo sin tiempo.
Desde una mente despejada, de azul cielo invadida, antes de
que las nubes tormentosas de la vorágine tóxica la vuelvan a tapar; le escribo
en esta pausa a alguien que no sé quién es con éste mi resumen, esperando el
incierto destino y con el cariño y la comprensión que se puede tener hacia un
entrañable desconocido de todas las épocas y tiempos.
A todas las épocas y a todos los tiempos!
En Barcelona a cuatro de junio de dos mil veinte.
Fdo. Uno de nosotros.
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