lunes, 28 de abril de 2008

Fuego en las ruedas:

Otra vez aquella autopista frente a mí. Otra vez aquel calor. Esta vez, el coche está tan lleno como vacío. Soledad calurosa, mi sangre corre fría como un helado de terror.
De repente, el calor se condensa y llueve vino, vino rojo, como la sangre de un millón de muertos. El vino resbala sobre la superficie del parabrisas, filtrando la luz de un sol cada vez más intenso.
Mi estómago lleno de llagas ve por mí. Le habla a mí cerebro repitiéndole las mismas escenas. Escenas de un futuro desconocido pero ominosamente predecible. Un destino fatal de largos años resumido en un dejá-vue de milisegundos.

Despierto de nuevo al volante. Las líneas blancas me subyugan y me duele mucho la cabeza. Mi coche soy yo. Siento el asfalto en mis pies.
Mi sombra me salva de mí mismo. Ha estado siempre ahí. Me ha soportado durante muchos años, persistiendo hasta hoy. Tengo la certeza de que siempre estará, pero ahora yo también tengo responsabilidad por ella y ha sido ella quien me lo ha hecho comprender al fin. Toda una vida he pasado esperando que alguien me salve y al final descubro que sólo me salvaré salvando a alguien. No tengo madera de héroe pero los antihéroes me empujaron al palco y hasta ahora no me sabía el texto. De bufón a héroe sólo se pasa muriendo mil veces.

Al final el sudor frío va apareciendo, consecuencia de una sucesión de pensamientos inconexos, inconexos como este texto. Pensamientos tan sólo hilados por kilómetros de autopistas. Puntos frágiles donde agarrarse a la coherencia.

De repente mis pies comienzan a enfriarse. Ya estoy en casa. La soledad y el silencio templan al fin mi estómago.
Muerte y vida. Carcajada y llanto.
Descanso.

Mr.X. a 28 de Abril de 2.008.

Tomorrow Never Knows [partly remixed] - The Beatles

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