viernes, 25 de mayo de 2007

Para que no se diga

Ayer fui una de los 4.629.000 espectadores de El Internado, el gran estreno de Antena3, como ya avisé (¡qué pedante!). Vale, fui una espectadora tardía e intermitente pero, de todas maneras, creo que me hice una idea de la serie. Agradezco el esfuerzo que se ha hecho para impregnar la serie de calidad pero aún nos faltan algunas lecciones para aprobar el curso de ficción televisiva. Para mí, El Internado es una mezcla de Rebelde Way, SMS (por culpa del chavalín pijo malo), Aquí no hay quién viva, Compañeros (por culpa del niño feo que ha crecido, no lo suficiente para cambiar de profesión) y Harry Potter (más bien, Jarri Plotter). En fin, aún así, el super thriller de la temporada puede estar bien y aguantar en la parrilla (eso espero). Me encanta el elenco actoral y espero que Natalia Millán mejore su interpretación de mala super mala con secretos (¿no le ves un parecido con Jean Grey de X-Men?) y me creo, porque estaba de buenas, a la Elenita Furiase y la Torné, que entre muslo y muslo, algo de gracia le ponían (tampoco es para echar cohetes). Y, sobre todo, me encanta la multiculti de la serie con dos hermanos huérfanos protagonistas con procedencias distintas, si me guío por el acento (me quedo con la enana y su colegui albina). De todas maneras, agradezco la acogida de El Internado que ha sido el estreno más visto desde Aída y que ha hecho tambalear a Anatomía de Grey y que, por supuesto, ha dejado atrás el estreno (por decirlo así) de TVE. (Y pongo la foto de Cabaret porque me gusta más, ¡qué pasa!)

1 comentario:

- dijo...

tal cual lo has dicho MIR yo empeze a verla y no acabe.Por tener muchas estrellas e intentar tocar a todos los publicos al final es dificil de seguir.aunque le daremos otra oportunidad.