jueves, 26 de septiembre de 2013

EL CERDO Y LA PUTA:

Entra el cerdo al matadero, mecanizado ya el ancestral sacrifico. Nada queda del proceder de antaño, ni de la belleza de la granja, ni de la mirada limpia del granjero que por necesidad mataba para alimentar a su vasta prole. Hoy aguarda el matarife que sin matar, ya sólo asiste. Atuendo limpio, mirada sucia. Contempla apenas la escena al final de la cadena, rechazando incluso intervenir con preliminares, para no manchar de fluidos su vinílico delantal.
Avanza el puerco por las estancias, llegando a una sala de fulgor áureo que bien pudiera ser negra, claro está. Sin tiempo siquiera de sufrir, una descarga lo convierte en comida. El matarife accede, comprueba en cuestión de segundos mas con rigor la calidad de la carne y desecha el lote sin más.
Inermes por inertes los despojos del animal; no hay venganza, ni segunda vida. No hay más destino que el fatal, ya sea en pudridero o incineradora, uno menos, qué más da!

Aquí acaba la historia de cien siglos, así en la gastronomía como en el sexo, sin ética ni moralidad. Todo huele a podrido, todo huele a dinero y el dinero se puede quemar. Y si hace falta, arda Troya o Cincinnati! Algún emperador, magnate o rey Midas, del dolor hará Dólar. Algún caballero Don Dinero, hará de la princesa, puta, del cocinero, payaso y del cerdo, nada hará.

MrX podrido.
En Bcn, a 15 de septiembre de 2013.


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