Algo más que sexo:

Mes de Abril / 28º / Marina de Lagos / 11.00 A.M.:

He salido tarde del hotel esta mañana. Me he entretenido en el buffet a la hora del desayuno. Antes de eso ya había notado algo raro, pues he salido de mi habitación y me he cruzado con una camarera de unos 40 años que me ha guiñado un ojo y me ha mostrado lascivamente su húmeda lengua. No le he dado mayor importancia.
He entrado en el restaurante y he podido presenciar una auténtica orgía matutina en la que los huéspedes se palpaban compulsivamente y se arrancaban las ropas. Jóvenes, viejos y hasta niños. Jugaban lascivamente con la comida y me miraban suciamente, pero con un cierto aire de condescendencia, por no estar disfrutando del festín.
Yo no perdono un desayuno, así que le quitado un cruasán a una vieja que lo llevaba puesto en la cabeza y me he servido un té con la leche que he tenido que obtener de la mama de una linda camarera subsahariana.
Luego me he abierto camino hacia la salida, pues no aguantaba ya el cálido ambiente cargado de sudor y hormonas que allí se respiraba.
En la recepción, el empleado se me ha tirado por encima del mostrador y ha intentado cosas obscenas conmigo pero lo he rechazado a empujones y le he dicho que tenía prisa y que no había consumido nada de minibar. Me piro.
Hace un día espléndido. El sol ya ha salido y la luna aún está presente. Precioso espectáculo. El sol y la luna se acercan el uno al otro. No consigo llegar a ver la escena completarse pues cuando parece que los astros van mismamente a copular, reparo en el perro salchicha que está intentando sodomizar mi pierna. De una patada lo mando a Tanganica.
En el quiosco, el imberbe rapaz que trae los periódicos se ha quedado a darle un suplemento a la quiosquera, en medio de la calle. Él, de pantalón y gallumbos por las rodillas. Ella, de falda levantada y faja reventada. Parecen conejos.
Cojo el coche. En la gasolinera, varios moteros están violando a un pobre gasolinero. En la escuela, los profesores persiguen a las niñas. En el paseo marítimo, dos jóvenes arrancándole la ropa a una lolita quinceañera que corre despavorida por entre las palmeras (o por lo menos, fingiendo pavor)

¡Dios!, ¡¿Qué pasa hoy?!

Mr.X. Que mañana más buena se ha quedao.