jueves, 6 de marzo de 2008

La edad de los límites:

La mayoría de nosotros estamos en la edad de los límites y digo “la mayoría” porque esa horquilla de edades es un tiempo muy vago. Son unos años en los que aprendemos muchas cosas pero, sobre todo, vamos descubriendo nuestros límites. Acaba por ser una experiencia amarga y triste, salteada también de buenos momentos. Una experiencia que termina, supongo, en alguna edad a partir de los cuarenta. Debe ser un momento del que sólo nos damos cuenta a posteriori y en el que, como escribía en otro texto anterior, nos apercibimos sinceramente de nuestras limitaciones más insalvables y de que sólo nos queda vivir con cierta inercia, aunque con más calma.
Sin embargo, hasta que llega ese momento vivimos en la ansiedad de superarnos continuamente a nosotros mismos y cuanto más lo intentemos, mayor será la frustración posterior pues aunque no nos guste, nuestros límites están ahí y a pesar de ser estos más o menos flexibles o “estirables”, son nuestros condicionantes naturales. Hasta ese momento, queremos saber más, potenciar nuestra inteligencia, obtener respeto y que se refieran a nosotros como “hombres” o “mujeres” y no ya como niños, adolescentes o simplemente, jóvenes.

¿Cuantas calles tiene que caminar un hombre para que le llamen hombre?
¿Cuántas veces hay que mirar para ver la realidad?
¿Cuántas personas hay que matar para ser buena persona?

La respuesta está en el viento.

Bob Dylan & Joan Baez – Blowing in the Wind.


De esta vez, el texto no ha inspirado la música a colgar sino al contrario.

Mr.X. diz "vamos ver o que isto da".

1 comentario:

fritus dijo...

Apreciado kittman: Mucho ha que no sabíamos el uno del otro y ahora me has sacado de un apuro. Yo debo estar acabando la edad de los límites....pero como soy un Peter Pan sé que no responeré con madurez a su paso. En la seguridad de volver a vernos pronto, un abrazo fuerte de papafrito